El evidente camino de negligencia
emprendido por la gobernación de la provincia de Buenos Aires mostró en las
últimas semanas su cara más recrudecida; situación que además puso en evidencia
la reactivación de obras públicas de su incumbencia, emprendidas por los
municipios, con fondos propios, a pesar de lo que los contratos prometían.
El Municipio de Merlo se vio
obligado, ante los permanentes reclamos de los vecinos, a tomar para sí la
responsabilidad de retomar las tareas de reacondicionamiento, limpieza,
desbarro, incorporación de tosca, compactación, nivelación de banquina y
cuneta, trabajos que formaban parte de la reparación de la Ruta 1003, con obras
licitadas por la Dirección de Vialidad del Ministerio de Infraestructura Provincial,
desde 2011, contrato que fue abandonado mientras la Provincia “sigue activa”.
La “activación” también toca el
Río Reconquista, donde el mantenimiento queda exclusivamente a cargo del
gobierno municipal. Allí, personal especializado dependiente de la Secretaría
de Obras y Servicios Públicos realiza periódicamente trabajos de limpieza y
mantenimiento para facilitar el funcionamiento de la red de alcantarillado
pluvial dispuesta en los canales de desagües, sin lo cual, las zonas linderas
se verían afectadas por las repetidas inundaciones y hedores que emana el río,
tema que a la “Provincia Activa” parece no importarle.
Quizá la respuesta más concreta
se recibió días atrás, cuando el Secretario de Obras y Servicios Públicos de
Merlo se comunicó con Alejandro Arlía, Ministro de Infraestructura provincial,
para reclamar por el deterioro del puente del Arroyo Torres y las vías del
ramal Merlo-Lobos, que habían provocado el día anterior un desmoronamiento en
las vías del citado trayecto. Incluso contemplando que el presupuesto
provincial del año 2012 incluía la ejecución de las obras correspondientes,
reclamadas por el Municipio desde 2008, y en pleno conocimiento de tales
compromisos, la retórica agraviante del Ministro no mostró respeto alguno por
los deberes asumidos y, peor aun, defendió su posición con insultos hacia el
funcionario local y el ejecutivo que representa.
“Sos un botón”, increpó Arlía,
ante el planteo de peligrosidad que implica la falta de mantención en este
ramal. Esta fue su sola defensa y explicación (además de irreproducibles
insultos). Muy “activo” en su discurso, el representante de Provincia mostró una
actitud que la Gobernación viene demostrando de las más diversas formas: la de
olvidar y posponer toda clase de compromiso y “vender” un crecimiento en obras
que, día a día, relata la fábula mejor contada de los últimos años.