Todo comenzó a la salida de su
trabajo, cuando el docente reconoció a cuatro sujetos repartiendo folletería
proselitista en la puerta de la institución. Al acercarse y transmitirles su
desacuerdo por el oportunismo y la acción propagandista realizada en el predio
de una institución educativa
Tras una fuerte discusión con los
militantes (dos hombres y una mujer), el profesor, quien se disponía a dirigirse
caminando a la casa de su madre, fue emboscado por la patota, que le propino
una paliza y lesiones de consideración, entre las que se destacan una fractura
en el dedo de una mano y lesiones varias en la espalda.
El profesor no radicó ninguna denuncia aún contra los agresores por temor a represalias desde los sectores sabbatellistas, al igual que se negó a salir en los medios, por similares motivos.
El profesor no radicó ninguna denuncia aún contra los agresores por temor a represalias desde los sectores sabbatellistas, al igual que se negó a salir en los medios, por similares motivos.
Finalmente, días más tarde, y
lejos de repudiar una actitud salvaje y totalitaria, el municipio de Morón, en
la voz de su intendente Lucas Ghi, emitió un comunicado con una versión muy
distinta. Dijo que los militantes fueron agredidos por el profesor, al que
definieron como “un militante radical”. Además, se destacó que los jóvenes
hicieron la denuncia ante la Fiscalía General de Cámaras del Departamento
Judicial de Morón ante el Instructor Judicial a cargo, Martín Raúl Aksiutik.
Finalmente, el director de la
escuela Carlos Vizca se comunicó con autoridades del partido para pedir
disculpas e invitó a los chicos agredidos a dar una charla sobre ciudadanía
juvenil en el colegio. Todo un ejemplo.
(Ojalá no incluyan en el temario
“apriete”, “paliza” y “militancia de la patota”).