miércoles, 18 de diciembre de 2013

Colabore con la estafa

Luego de los informes apócrifos, por medio de los cuales busca ganar territorio y hacerse de nuevos clientes, la asociación TECHO, conocida por las casillas inhabitables que comercializa, continua siendo reconocida por los testimonios de la gente que fue estafada en su buena fe.
El equipo de Escoimpu tuvo acceso a los testimonios de la gente que, con mucho esfuerzo, abonó la cuota pautada con la esperanza de adquirir una vivienda donde poder guarecerse del frío y las enfermedades, pero que sin embargo acabó abandonada en un foco infeccioso más parecido a un container que a una casa.
Si embargo, más allá de los paupérrimos resultados finales, TECHO recibe el apoyo de numerosas multinacionales que desembolsan importantes sumas de dinero en favor de la organización. Reconocidas empresas como Aerolíneas LAN, Delloite, Porsche, Bravo, J.P. Morgan, University of Cambridge, Assist Card y Caterpillar exponen su prestigio para un armado que deja mucho que desear a los más necesitados.
A pesar de que no se da a conocer la suma que aportan estas empresas, es bien sabido que asciende a respetables sumas de dinero que, finalmente, acaba en arcas desconocidas, ya que lo que llega a la gente bien puede construirse sin el más mínimo respaldo económico ni conocimiento en la materia.
Como condición rigurosa era, en el momento en que llegaron a la Zona Oeste del Gran Buenos Aires –hace aproximadamente dos años-, pagar los $900 que “beneficiaban” a los acreedores a una casilla "pelada", según ellos mismos confirmaron, de 6m x 4m, o 6m x 3m, en algunos casos.
Sin embargo, la incógnita radica en las millonarias campañas de publicidad que la empresa pseudo-solidaria financia con fondos de incomprobable procedencia, si bien figura en su página el enlace para realizar donaciones de gente que, de forma incrédula, colabora aun con esta estafa a nivel internacional.

Un tema para continuar investigando. Otra estafa que no debe quedar en el olvido.

Fuego en el fuego

El renombrado incendio desatado en el hospital Eva Perón de Merlo continúa siendo tema de investigación para la justicia.
El ala admnistrativa, donde funciona la Secretaría de Salud, que fuera incendiada casi como advertencia el mismo día en que, por la mañana, juraban por un nuevo mandato los concejales en el Honorable Consejo deliberante. El mismo día, además, en que una nueva fuerza ingresaba al HCD, haciéndose notar de la peor manera: con armas, escándalo y provocación.
El día en que Merlo se veía sofocado desde la mañana por la amenaza de matones en el recinto deliberativo, el fuego se hizo corpóreo y tocó a los merlenses, quizá, en uno de sus puntos más queridos y más personales. Probablemente, de incendiarse un organismo gubernamental o una unidad básica, muchos hubiesen tomado partido sobre el aparente beneficio o perjuicio del hecho, más allá del daño material y humano, pero el Hospital, así como en cualquier comunidad, es de todos, e hirió a los merlenses desde adentro.
Más aun un hospital que viene siendo remodelado en los últimos tiempos con tecnología y equipamiento de avanzada, como pocos en la Provincia de Buenos Aires, donde el fuego amenazó con quemar el nuevo sector de internación recientemente inaugurado, o con llegar al depósito, donde los tubos de oxígeno habrían hecho lamentar víctimas y el suceso habría superado trágicamente la categoría de “anecdótico”.
El pesar por todo lo perdido, el escenario desolador de elementos quemados e inutilizables por el agua y el fuego y la angustia infinita del personal que día a día trabaja para mejorar la salud en Merlo no son suficientes. La justicia trabaja en la búsqueda de aquellos que muchos vecinos señalaron como los autores del hecho, circulando en motos a altas horas de la madrugada. Pero, sin olvidar que todo hecho tiene un autor real, intelectual; alguien que trabaja para que los peores hechos puedan perpetrarse.

Por eso es deseo de esta redacción que la verdad se revele y que el fuego al fin se aplaque, con los responsables tras las rejas, como siempre debió haber sido.

viernes, 13 de diciembre de 2013

Una vergüenza sin TECHO

Las condiciones precarias de vivienda o la situación de calle sigue siendo motor para la manipulación inescrupulosa de los sectores empresariales que comercian con la necesidad.
La organización TECHO, erigida bajo el lema “Un techo para mi País” cuanta en su haber con numerosos reclamos de vecinos de la Zona Oeste, familias y personas que no cuentan con un trabajo en blanco, ni recursos para poder autoabastecerse, pero lo cual no implica que deban ser tratados como animales.
Las viviendas que esta organización “facilitó” a los pobladores, enarbolando la bandera de la solidaridad, no definió más que un mero comercio basado en la buena voluntad de los obreros que se prestan ad honorem para esta causa innoble.
Las casillas, verdaderos focos de infección forrados con bolsas de polietileno, sin divisiones internas y carentes de toda medida de seguridad, son cobradas a los necesitados como un bien real, siendo que la precariedad de la edificación atenta contra la salud y hasta contra la vida.
Cada casilla, de aproximadamente 6m. x 3m., es un gran cajón de madera donde pasa la lluvia y el frío, sin instalación eléctrica y, más aun, sin baño. Tristemente, los acreedores de estas viviendas son estafados en su necesidad por los asociados de grandes corporaciones que se aprovechan de la credulidad de la gente.
En contacto con nuestra redacción, acreedores de estas viviendas pidieron reestablecer el contacto con los operarios que instalaron estos refugios de tan escasa durabilidad, ante la ausencia total de comunicación o respuesta ante los reclamos.
En otro sentido, se demostró también que estas premoldeadas son altamente inflamables, detalle que pueden testimoniar habitantes que casi sufrieron la pérdida total de sus bienes en ocasiones en que una mínima chispa amenazaba con destruirlo todo.

Si bien es verdad que todos necesitamos un techo, tampoco es a cualquier costo; y la humillación a la que fue sometida tanta gente no condice con el marketing que ostenta la organización “TECHO”. Una verdadera vergüenza para quienes promocionan su solidaridad.

miércoles, 11 de diciembre de 2013

La política que no queremos

Luego de las elecciones, con los ánimos generales más calmados y, aun, con los cargos legislativos resueltos, el adagio popular indicaría que el avispero… aun está revuelto.
Es que, en la política merlense, una de las fuerzas que consiguió bancas en el Honorable Consejo Deliberante en las últimas Generales de octubre –hablamos del Frente Renovador, liderado por Gustavo Menéndez-, continúa manteniendo íntimos lazos con los más vergonzosos representantes del delito y el narcotráfico en esta ciudad.
Este es el caso de Jorge Lahíte, un puntero político del espacio Grande Merlo, quien cuenta en su haber con numerosas causas por tenencia y tráfico de drogas, pleitos y contravenciones.
Las últimas noticias cuentan del sábado último, cuando Lahíte fue detenido una vez más por la policía local, imputado en una nueva causa que involucra también a su círculo íntimo, donde abundan otros punteros y reconocidos contactos del líder massista.
Este sujeto no es novato en el ambiente, ya que desde 2011 se había presentado dentro de la lista del procesado Menéndez como candidato a Consejero Escolar Titular por el Frente Popular.
Luego de ser expulsado de la Policía Bonaerense, quizá fue este espacio el único refugio dónde no importó su reputación para incluirlo, donde tampoco el resto de sus compañeros resisten un archivo – o un sumario. Incluso, uno de sus coequiper es el mismo hijo de Lahíte, Damián Zarza quien, con frecuencia, lo acompaña en la concreción de los delitos por los que se lo imputan.

Luego de participar en repetidos cortes de ruta, manifestaciones y piquetes, donde aporta la necesaria cuota de violencia y vandalismo inescrupuloso, hoy, una vez más, se encuentra demorado Jorge Lahíte: otro representante de la política que ya no queremos.